Cristo, vivo en su Palabra, en los Sacramentos y en el prójimo.
Jesús pasó 40 días en el desierto, en el silencio, venció los engaños de Satanás, padre de la mentira y nos mostró el sendero a seguir. Empezamos a recorrer con Jesús el camino que nos lleva a la Resurrección.
La Iglesia nos ofrece: la oración, la limosna y el ayuno, para estar unidas a Dios, para dar amor y fortalecer nuestra voluntad.
La Cuaresma, es tiempo para la conversión, es seguir a Jesús con un esfuerzo diario, cambiar la mente y el corazón. Convertirse es ablandar el corazón para que no esté frío, es dejar el rencor, la tristeza, el error, el aislamiento y la comodidad, para ver a cada uno como hermano, procurando la humildad, y tratando de ser cada día un poco más parecido a Jesús.
Ayudados por la Gracia de Dios; pedirla y vivirla.
Que en esta Cuaresma,Jesús haga brillar todo lo bueno que todos tenemos.

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