¡Oh Virgen Maria, y me arrodillo ante Tí porque aunque son muchas mis necesidades y miserias, imitándote a Tí, quiero olvidarme de mí, para hablar de mis hijos.
Son parte de mi corazón, son bendiciones de infinito valor que Dios me ha dado, pupila de mis ojos, y no quieron que se pierdan.
A tí vengo, poderosa Reina de los cielos y tierra. Socorre a mis hijos; es la súplica que quiero hacerte.
Los llevo en mi corazón, en ellos pienso al despertar por la mañana, los tengo presentes en mis trabajos, y ellos son mi último pensamiento al entregarme al sueño por la noche.
¡Mis hijos! Los quiero buenos,quiero que Tú los guíes, que Tú los bendigas!
Recíbelos bajo tu manto: que tu maternal bendición los acompañe y que tu perpetuo Socoro los guarde y conserve en el buen camino y los defienda contra los enemigos del alma y los sostenga en la práctica del bien.
Cuando se dirijan a su trabajo... socórrelos Madre mía
Cuando el mundo los confunda y tiente... socórrelos Madre mía.
Cuando el dolor o la enfermedad los acosen...socórrelos madre mía.
Que tu maternal bendición descienda sobre ellos en el día y en la noche; en sus alegrías y tristezas, en el trabajo y en el descanso, hoy y mañana, para que contigo y por Tí , ellos y yo podamos ver, alabar y amar a tu Hijo y a Tí eternamente.
así sea
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