Mujer, hija, hermana, esposa, madre, abuela, estudiante, empleada, profesional. Tantos roles para un solo corazón.
Soñada desde la eternidad por Dios con la fortaleza de un metal, la suavidad de la seda, la sensibilidad de un artista y un corazón tan grande que puede llenarse siempre de más amor, cuanto más lo regala.
Así la ve Dios, y bajo esta mirada, la mujer encuentra su dignidad, descubre lo que es, y lo que está llamada a ser.
Qué importante es que la mujer descubra su misión, que pueda brillar en el lugar que eligió y que su tarea refleje siempre esa lucecita que Dios encendió en su alma que le permite ser el refugio, el consuelo, el amparo, la alegría y protección de todos los que tiene a su lado.
Y que en ese camino y en ese lugar, revalorice la indelegable tarea de amar y su principal rol, que es ser: corazón de su familia, ama de su hogar.
Mujer, invoca a María Madre del Señor, mediadora de todas las gracias, para que te acompañe y llame a Su Hijo amado cuando lo necesites.
"Feliz quien confíe en Dios, será como un árbol plantado junto a la fuente, que siempre da fruto y no se marchita"
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