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viernes, 19 de noviembre de 2010

Adviento


Adviento quiere decir advenimiento, es decir venida. Los cristianos esperamos la llegada de Cristo.
Cómo podemos prepararnos?...
La mejor forma es leyendo el Evangelio de San Lucas 2 6-7, para aprender y seguir las enseñanzas de Jesús, del Maestro.
¿Qué es lo primero que aprendemos con esta lectura y meditación?
En primer lugar la sencillez. Porque en Lucas, en solo tres renglones narra el acontecimiento fundamental de la humanidad.
¿Cómo actuamos nosotros, somos simples o nos complicamos tratando de hacer grandes reuniones, comprar espléndidos regalos?...
¿Cómo vamos a ser en esta Navidad?...
¿Vamos a ser sencillos, simples,profundos?...
La segunda enseñanza de este Evangelio, es que debemos aprender a recogernos y a gozar del silencio.
Nosotros estamos habituados en la Navidad, al gran bullicio, a aturdirnos con música, gritos, descorche de botellas, cohetes y estruendos.Si no le damos sentido a esta euforia, es una fiesta vacía. ¿cómo hemos pasado nuestras Navidades anteriores?, cómo pasaremos esta Navidad?...
¿Tendremos un rato de silencio, celebrando el verdadero sentido de esta fiesta?
La tercera enseñanza, es que vamos a recibir al Señor en nuestra vida.
Pero al recibirlo auténticamente, sinceramente, vamos a darle un lugar en nuestra posada.
¿Y qué quiere decir ésto? Quiere decir que esta presencia de Jesús, no sea, inocua es decir que la presencia de Jesús debe cambiarnos, debe transformarnos.
Por qué?...
Porque Cristo viene a traenos la luz, pero no una luz infantil, no una luz de farolito de Navidad, sino una luz que nos enseña la verdad, que descubre nuestro egoísmo, nuestra miseria, una luz que nos compromete, que nos exige aceptaciones dolorosas, cambios sacrificados.
Porque Cristo viene a traernos la alegría (Lucas 2,10).
Viene a enseñarnos que hay un Dios que se hizo hizo hombre, para compartir nuestro camino, nuestras lágrimas, nuestras esperanzas.
Porque nos enseña que hay un Dios que es la misma misericordia, que nos ama como somos, que viene a traernos la salvación.
Porque Cristo viene a traernos sus regalos, más aún, viene a convertirse Él mismo en regalo por excelencia.
Reflexionemos:
¿Cómo hemos pasado las Navidades anteriores?...
¿Cómo estamos dispuestos a pasar esta Navidad?...
Debemos estar dispuestos a convertirnos en luz, debemos estar dispuestos a convertirnos en alegría, en testimonio de la alegría cristiana, para que los que nos rodean entiendan que el mensaje de Cristo, es un mensaje de amor, no de condenación, un mensaje de liberación, no de opresión, un mensaje de gozo, no de tristeza.
Estamos dispuestos a convertirnos en don, a convertirnos en regalos nosotros mismos, es decir, hacer de nuestra vida una entrega, por amor, para todos los que nos rodean?
Así preparado nuestro corazón, se convertirá en un nuevo pesebre donde daremos a luz al AMOR.

lunes, 15 de noviembre de 2010

la bendición familiar


La sencilla práctica de bendecirnos mutuamente puede transformar nuestras vidas.


Los cristianos somos un pueblo de " bendecidores" Lo sabía usted?

Sí, usted, por ser cristiano, fue llamado a bendecir.

La bendición es algo más que "un rito", es una oración muy poderosa. ¿Qué significa bendecir?

Significa colocar a esa persona bajo la protección de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Y ésto es grandioso!
Fíjese bien: si invocamos la protección de Dios, eso quiere decir que pedimos a Dios todas las gracias y dones, toda la seguridad y protección que Dios mismo puede dar....
¡Y Dios lo puede todo! ¿ Se dá cuenta de que la bendición es una oración poderosísima?
Por eso el apóstol Pedro nos dice:"No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria, al contrario bendigan siempre, porque para esto fueron llamados, para ser herederos de la bendición(1Pedro 3,9).
La palabra de Dios nos enseña que fuimos llamados a bendecir. Dios por nuestro medio, quiere derramar sobre el mundo, gracias, dones,consuelo, fortaleza, amor.

¿A quiénes tenemos que bendecir? A todo el mundo! Los esposos entre sí, los padres a los hijos, los hijos a los padres, a los que queremos, a los queremos menos y en especial a los que nos hacen daño.

Podemos comenzar ya mismo. Por que para bendecir a alguien no es necesario que esté presente.
Póngase en presencia del Señor .
"Yo te amo Señor, y te pido perdón por mis debilidades, confío en tu infinita misericordia, purifica mi corazón y hazme instrumento de tu bendición".
"Señor, derrama en mi corazón el Espíritu Santo y el don de bendecir, amén."
Así preparado,( si es necesario haga el propósito de confesarse cuando pueda) piense en la persona que quiere bendecir y diga con fé:" yo te bendigo( pronuncie su nombre) en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"
Si lo prefiere, puede usar la hermosísima fórmula de San Francisco de Asís:

"El Señor te bendiga y te proteja,

te muestre su rostro y tenga piedad de tí.

te mire con amor y te conceda su paz".

Qué hermosa tarea nos dejó el Señor!
Seamos generosos y no "ahorremos bendiciones!!!