Alabemos y bendigamos a Dios Padre, porque el inefable don del Bautismo, que nos hace hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y herederos del Reino; porque gracias a él somos miembros del Cuerpo Místico, la Iglesia, y participamos de la misma vida divina al ser templos vivos de la Santísima Trinidad.
Agradezcamos también a Dios el habernos llamado a la Agrupación, que nos guía para descubrir la grandeza de nuestra vocación y misión, para que muy unidas a Cristo,pues sin Él nada podemos hacer, logremos santificarnos, santificando a quienes nos han sido confiados.
75 años en México, 34 años en Argentina
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