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miércoles, 17 de febrero de 2016

Mi momento de Adoración





Hola Señor. Sé que estás aquí. No me había dado cuenta  de cuánto te extrañaba!
Te acompaño y me acompañas.
Te miro, y te traigo mi vida entera. Así, como está, como puedo, como me sale.
Vos lo sabés todo, y por eso quisiera hacer silencio para escucharte.
El Evangelio me dice: "fuerza, cambia lo que está mal en tu vida, todos los días elige cómo hacer mejor, la tarea que te toca . Adelante, El Señor que está con vos, todo lo puede".
Hago silencio.
Te miro.
Te siento en mi corazón. Oh, dulce Jesús, perdona mis errores, ten misericordia de mi pequeñez, vos sabes lo débil que soy.
Hago silencio.
Llega otro adorador.
Pero siento que estás conmigo, como en exclusiva.¡Que presumida!
Hago silencio. Te miro, te siento.
Y en este diálogo amoroso, no podía faltar Tu Madre, mi Madre, La Virgen María.
Tomo mi Rosario, y en cada Ave María, va el nombre de los que tengo en mi corazón. Mi familia, mis amigos,los enfermos: Mariana, Daniel, Andrés, Eduardo, Manolo, Javier, Osvaldo
Los que ya se fueron, Sofía, Beba, Marcos, Horacio y Fernando siempre
Señor, mi amado Jesús, traje una pesada mochila, la he vaciado en tus manos ¿ Dónde estaría mejor?
Me voy liviana, serena, tranquila y feliz!
Señor te amo!
Señor, en vos confío!
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domingo, 14 de febrero de 2016

CUARESMA

Cuarenta días para limpiar. Cuarenta días para mirar para adentro de nuestro corazón. ¡Qué difícil! Mucho más fácil es ver y juzgar lo que hace el otro.
No usamos la misma medida, siempre nos justificamos.
Iniciamos un tiempo de Gracia. El Señor nos invita a acompañarlo por el desierto. A acompañarlo en esos días de tentación y de fortaleza.
La tentación , nos acosará en toda nuestra vida; los sentidos siempre están al alcance del maligno. Y no le podemos dar el gusto.
Iniciemos pues la Cuaresma con todas nuestras armas: ayuno,oración y limosma.
Ayuno de palabras hirientes, de envidias y egoísmos, de celos y rencores, de indiferencia y soberbia.
Oración perseverante, diálogo con el Señor; y limosma, como decía la Madre Teresa, dar hasta que duela.
Cómo podría entrar el Señor a un corazón lleno, ocupado, atestado? Vaciemos, limpiemos, ordenemos nuestro corazón de la mano de María, la llena de Gracia, y empecemos a transitar este tiempo fuerte,para poder estar al pie de nuestra cruz y resucitar con Jesús.
Esta es nuestra fe.