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lunes, 24 de diciembre de 2012

NAVIDAD


La Agrupación de Esposas Cristianas les desea una Santa Navidad junto a sus familias, y que el nacimiento del Niño Jesús los colme de bendiciones!
desde Buenos Aires, Argentina





¡¡FELIZ NAVIDAD!!

jueves, 20 de diciembre de 2012

En Navidad




El mensaje de la Navidad


                                               





Faltaba una semana para la Navidad y la asociación de mujeres de la iglesia había proyectado una fiesta de Navidad en el asilo de ancianos. Tuve que telefonear a todas las asociadas para pedirles que prepararan algún plato y fueran a atender personalmente a los ancianos. La mayoría contestaba que encantada prepararía un pastel, pero que no tenían tiempo para asistir a la fiesta. Me molestó constatar que tan sólo ocho de treinta y cinco asociadas dijeron que vendrían a ayudar y teníamos que servir a casi doscientos ancianos.
Las pocas señoras que se habían comprometido a ayudar colocaban los adornos de Navidad, organizaban las sillas y realizaban los diversos trabajos necesarios para poner en marcha la fiesta. Gladys, la presidenta de la asociación, ya se encontraba tras la larga mesa en la que cada una iba dejando su torta, preparando el ponche y cortando los pasteles. Me acerqué a ella y le dije:
- ¡Qué lástima! Habría deseado que más señoras hubieran querido ayudar.¿Por dónde quieres que empiece?
La cálida sonrisa de Gladys casi borró mi resentimiento:
- Puedes ayudar llevándole la merienda a los ancianos que no pueden salir de su cuarto.
- Cómo no, dije agarrando una bandeja. ¡Será mejor que comience pronto, pues voy a tardar un siglo en servirles a todos!
Empezó la música y no sé quién se puso a cantar villancicos con los ancianos, que estaban todos reunidos en el inmenso patio del establecimiento. Yo no tenía tiempo de escuchar ni disfrutar las canciones. Me pasé la tarde corriendo de un lado a otro, llevando pasteles y ponche, sin mirar casi ni de reojo a los ancianos que servía. A cada uno le daba además una bolsa de caramelos y un regalo.
Recorrí todas las alas del edificio, me dolían las piernas de subir las escaleras. Una de las tantas veces que subí, una viejita que llevaba un vestido estampado, rasgado y desteñido me tocó el brazo y me dijo tímidamente:
- Perdone, señorita. ¿Tendría la bondad de cambiarme el regalo?Me volví hacia ella irritada y repliqué:
- ¿Cambiarle el regalo? ¿Por qué? ¿Es que le tocó uno de hombre?
- No, no... dijo vacilante. Es que me tocaron perlas. Las perlas representan lágrimas y yo ya no quiero más lágrimas.
Pensé: ¡Qué superstición más tonta! ¡Hay que ver cómo está el mundo! ¡Deberían agradecer cualquier cosa que les dieran!
- Lo siento. Ahora estoy muy atareada. A lo mejor después se lo puedo cambiar.
Me fui corriendo para llenar otra vez la bandeja y me olvidé al instante de la señora.
Con la bandeja llena de tortas llegué corriendo a la sección de mujeres, en la planta baja. Abrí la puerta del cuarto apoyándome de espaldas y una vez dentro, di la vuelta; cuando vi lo que había allí, me estremecí de tal modo que la bandeja me empezó a temblar en mis manos. ¡En aquel cuarto feo y deslucido, acostada en un camastro de sábanas grises y con un camisón raído, estaba mi madre! ¿Mamá? ¡No puede ser! ¡Mamá está muerta! y de estar viva, no se encontraría en un lugar así. Se trataba de un asilo para ancianos sin familia, gente pobre y enferma que no tenía donde estar ni quien la cuidara.
No podía ser; los ojos me estaban haciendo una jugarreta. Cuando volví a abrirlos pude ver mejor a la mujer demacrada que ocupaba el cuarto. No era mi madre, sino una viejita de cabello gris y ojos azules, que ni se parecía mucho a ella. ¿Qué me habría pasado que pensé que esa pobre mujer era mi madre? Sería la madre de otro, no la mía. Entonces, ¿por qué no me sentí aliviada? Todo lo contrario, me embargó un dolor inmenso y se me hizo un nudo en la garganta.
Sin pronunciar palabra, volví a salir justo a tiempo para que no me viera llorar. Por el oscuro pasillo retorné a la mesa en la que se encontraba Gladys trabajando, muy animada. Se me debía de notar lo mal que me sentía, porque su expresión cambió en cuanto me vio y me dijo:
- ¿Qué te pasa, Betty? me preguntó, rodeándome con el brazo.
- Es que vi a mi madre... dije sollozando. ¡Acabo de ver a mi madre allí en un cuarto! No puedo seguir.
- Lo que te pasa es que estás agotada. Tómate un descanso.
Varias personas que se encontraban por allí cerca empezaron a mirarme. Agarré una servilleta y me fui corriendo para que no me vieran llorar. Me dirigí a un rincón de la sala donde no había luz y me senté sollozando:
- Señor recé, ¿qué me pasa? ¿Me estoy volviendo loca?, y casi al instante oí su respuesta, que no me llegó con palabras audibles sino en mis pensamientos: «Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres... y no tengo amor, de nada me sirve.».
Caí en la cuenta de que esas palabras iban sin duda alguna dirigidas a mí. Ese día yo había preparado tortas, caminado kilómetros, llevado comida a muchas personas, pero, ¿para qué? ¿A quién había estado sirviendo? ¿A quién había tratado con cariño? ¡Ni siquiera me había molestado en mirar a nadie! Los ancianos no significaban nada para mí, ni veía sus rostros... hasta que vi en alguien que sufría el rostro amado de mi madre. Entonces cobraron vida para mí los ancianos:
- Perdóname, Señor dije en voz baja. Lo he hecho todo al revés. Tengo que volver a empezar.
Respiré profundamente, me enjugué las lágrimas y volví a la mesa de los pasteles. Gladys me miró desde donde estaba ocupada y me dijo:
- Ya has hecho bastante por hoy, Betty. ¿Por qué no te vas a casa a descansar?
- No me pidas que me vaya le respondí. En realidad, recién voy a empezar como debe ser.
Cuando estaba a punto de irme cargando otra bandeja, de pronto me acordé:
- Gladys, ¿tienes otro regalo para señoras? Tengo que cambiar uno.
Ella me pasó una cajita que contenía un broche de piedras rojas con forma de corazón:
- Gracias, es ideal le dije, agarrándola y alejándome deprisa hacia el patio.
Haz que encuentre a esa mujer, oré para mis adentros. Ni me había molestado en mirarle la cara. Había estado demasiado ocupada para prestarle alguna atención. Busqué entre todos los ancianos, de fila en fila. A todos se les veía contentos, cantando villancicos mientras resonaba la música. Por primera vez en todo el día, empecé a sentirme feliz. Entonces vi el andrajoso vestido estampado. La señora estaba sentada contra la pared, sola, teniendo en su regazo los caramelos sin desenvolver y las perlas. Se veía muy triste y desdichada. Me acerqué corriendo y le hablé:
- La he buscado por todas partes. Tome, le traje un regalo diferente.
Alzó la vista sorprendida y luego, casi como quien pide perdón, agarró la caja y la abrió. Los ojos se le iluminaron y sonrió de oreja a oreja encantada:
- Muchas gracias, señorita exclamó, es muy bonito.
De nuevo se me hizo un nudo en la garganta, pero esta vez no me importó:
- Deje que se lo coloque le dije. Y déme esas perlas, que ninguna falta nos hacen las lágrimas en Navidad.
Cuando me fui, la dejé cantando en el patio con los demás y me dio la impresión de que se me quitaba un peso tremendo de encima. Sólo me quedaba una cosa por hacer antes del fin de la fiesta: volver al cuarto de la sección de mujeres, en la planta baja. De alguna forma tenía que darle las gracias a aquella anciana, pero no sabía cómo. Cuando empujé la puerta, me encontré a la señora sentada en la cama, comiéndose la torta y cuando entré sonrió:

- Feliz Navidad mamita, le dije.

- ¡Qué bueno que haya vuelto me contestó! Quería darles las gracias a todas las señoras por venir y hacernos la fiesta. Me gustaría hacerle un regalo, pero no tengo nada que le pueda dar. ¿Le puedo cantar una canción?
Ya no me podía contener más y asentí con la cabeza. Me senté en la cama mientras ella me interpretó, con voz chillona, tres estrofas de una canción muy triste que jamás había escuchado en mi vida. Pero el resplandor de sus ojos pudo más que la letra y dejó en mí bien claro el mensaje de la Navidad: ¡Compartir con los demás!



Autor desconocido

jueves, 6 de diciembre de 2012

Vive el Adviento con Jesús










Se acaba el año… Esta es una de las frases que escuchamos constantemente a lo largo de estos días. Y nos toca correr al ritmo que lo hace mucha gente en la calle. Diciembre es un mes de fiestas. El día 8, les rendimos honor a la Inmaculada Concepción. El día 25, celebramos el nacimiento del Niño Jesús, y el día 31, le damos un adiós definitivo a este año y celebramos por el que ha de venir. Pero este tiempo es un momento oportuno para reflexionar sobre lo que hemos hecho y lo que no, sobre el sentido de nuestro ser y quehacer. Puede ser oportuno hacerlo desde lo que empezamos a celebrar este domingo 2 de diciembre, cuando iniciamos el Adviento…



Llegó el tiempo de la espera y la esperanza. El tiempo de preparar caminos… ¿En qué consiste esa esperanza, que unos años nos encuentra felices, y otros con ánimo bajo? ¿De qué está hecha esa confianza en que Dios sigue viniendo? ¿Cómo se enciende esa luz que rompe tinieblas, noches, sombras y que ilumina los rincones más oscuros? Y es tan humano el esperar y ponerse en camino, el desear y luchar por algo, el creer cuando todo parece invitar al descreimiento… ¿Qué ingredientes tiene esa esperanza poderosa que provoca escalofríos a los infames y hace sonreír a los heridos?



Esperamos porque sabemos de quién nos hemos fiado. Porque preparamos los caminos para una venida que ya comenzó hace mucho. Porque en la vida es fundamental mantener una memoria agradecida por todo lo recibido. Aprender de una historia muchas veces trenzada en golpe y dicha... En los momentos de dicha recordamos que todo es don. Y en las noches oscuras, en los momentos en que parece que algo falta, en las épocas de dolor o sufrimiento, recordamos las bendiciones que en otros momentos han llenado nuestras vidas de pasión. Y la entrega de un Dios cuya salvación ya comenzó de manera inexorable. La sorpresa del Dios del pesebre y la historia de una salvación extraña. Recordamos con gratitud, y nos vivimos como partes de una historia.



Esperamos porque sabemos lo que puede llegar. A veces lo intuimos. Otras lo soñamos. En ocasiones sencillamente queremos que las cosas sean diferentes. Imaginamos futuros mejores, para nosotros, pero sobre todo para aquellos cuyos presentes son sombríos; hasta ahí, nada distinto de los "buenos deseos" con los que se reciben estas fechas en las teles y los mercados, en las promociones navideñas y las declaraciones institucionales. Pero entonces se enciende una luz en nuestra entraña, se escucha una voz que, muy hondo, muy dentro, muy suave, susurra: "¿Por qué no? Y el deseo se convierte en urgencia, en anhelo, y quema y aquieta a un tiempo. El deseo es también llamada, y algo me dice: "lucha por lo que deseas", y eso es Adviento…



Adviento, Navidad, fin de año. Seguirá siendo un momento oportuno para reflexionar si de verdad hemos vivido todo profundamente y si ello nos ha llevado a Dios. Porque todo en la vida, vivido hondamente, nos puede llevar a Dios.



Padre José Domingo Cuesta S.J Panamá


Pequeñas semillitas





jueves, 22 de noviembre de 2012

EL CORAZÓN PERFECTO

                                                           




Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca.

Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni máculas ni rasguños.

Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto.

Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar .

De pronto un anciano se acercó y dijo: "Perdona mi atrevimiento, pero, por qué dices eso, si tu corazón no es ni tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío, o el de tantas otras personas ?" Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.

La mirada de la gente se sobrecogió ¿como puede él decir que su corazón es más hermoso?, pensaron ...

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. "Debes estar bromeando," dijo.

Compara tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor."

"Es cierto, dijo el anciano, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo...

Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor.

Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido."

"Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio.

De ahí quedaron los huecos, dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez- regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón." "¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?"



El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció.

El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección.

Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

Sí, en verdad ahora, puedo ver lo hermoso que es tu corazón.

Y tu corazón, ¿cuántas cicatrices tiene?


                                 

Autor desconocido


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viernes, 2 de noviembre de 2012

AÑO DE LA FE


                                                                      Año de la Fe

11 Octubre 2012 - 24 Noviembre 2013





El Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.



Al anunciar el Año de la Fe, el Papa dijo que este tiempo busca "dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente". Benedicto XVI convocó al Año de la Fe con la Carta apostólica Porta fidei del 11 de octubre de 2011.

Deseamos, como Movimiento cristiano de mujeres, esposas, madres, amas de casa y apóstoles de entrecasa, que cada bautizado, pueda redescubrir el camino de la FE para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado espíritu del encuentro con Cristo .

Desde hace muchos años, con toda humildad invitamos a las mujeres que tienen esposo, familia, hermanos, sobrinos, a acercarse a la Agrupación de Esposas Cristianas, que tiene la pequeña-gran misión de ser testimonio, allí , en su casa del amor inmenso de Cristo por todos y cada uno de nosotros.
Hoy, al iniciarse el año de la fe, les pedimos que inviten a vecinas, amigas, hijas, nueras, cuñadas a sumarse a este movimiento que las acopañará en el fortalecimiento espiritual de cada una de ellas y de sus familias. En este mundo caótico en el que nos toca vivir, por qué decir.." solo nos queda Dios"; digamos con absuta confianza: TENEMOS A DIOS! Y EN ÉL CONFIAMOS! TENEMOS FE!!!



martes, 31 de julio de 2012

La Iglesia

" Id pues y haced discípulos míos todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que os he enseñado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo"(Mt 28,19)

" Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella"( Mt. 16,18)

Queridas todas
La Iglesia, mi Iglesia, nuestra Iglesia. Familia que nos dio la vida en abundancia. Santa y pecadora, santa porque guarda la Presencia real de Jesús, su Espíritu derramado en los Sacramentos, en la Santa Misa.
Pecadora, porque nos tiene a cada uno de nosotros. Firme a lo largo de los siglos a`pesar de...a pesar de...a pesar de...( Judas siempre al lado de Jesús a lo largo de los siglos).
Pero al mismo tiempo pienso qué facil es hablar de esta mi Iglesia, nuestra Iglesia. Qué fácil es señalar sus errores. Qué fácil es escudarse en ellos para tapar la propia incoherencia, qué fácil señalar lo malo como " publicidad del demonio" y no remarcar la vida entregada de millones de mártires( de hoy, no solo de la historia), a lo largo del mundo, la vida consumida en la caridad de sacerdotes, religiosos y religiosas, misioneros, laicos, la vida donada de tantas almas que oran y ofrecen sus sufrimientos y trabajan para construir y no destruir, para sumar y jamás restar. Para decir la verdad aunque duela y moleste. Esto no se publicita.
Recuerdo haber leído un diálogo entre Lutero( cuando aún era monje católico) y Erasmo de Rotherdam.
Lutero se esmeraba en señalar defectos de la Iglesia , sus pecados, en correspondencia que ambos mantenían. Finalmente Erasmo responde algo así como( no puedo citarlo textualmente)" Acepto mi Iglesia con sus errores, con sus defectos, porque Ella debe aceptarme a mí con los míos"
Sencilla y contundente respuesta que quedó grabada en mi alma.
Porque yo soy Iglesia y sigo pecando.La amo, trabajo para ella y la ensucian mis miserias.¿Cómo tirar la primera piedra?
 Nadie es dueño de la verdad, sólo Dios que se dignó abajarse hasta nosotros pobres humanos dañados por el pecado para revelar LA VERDAD en la persona de Jesucristo. Nadie puede creerse superior o mejor que nadie como dueño de la verdad.
Pero en esta sociedad relativista que pone la Biblia junto al calefón, contaminada de New Age, nos lleva  a perder la conciencia de que SÍ somos depositarios, custodios y transmisores de la Verdad. Nos olvidamos de la Presencia real de Jesús entre nosotros, de los dones del Espíritu  Santo, de la maternal intercesión de María y callamos, nos acobardamos, nos quedamos en la queja y en la lamentación de lo mal que está el mundo y la Iglesia, destruyendo en lugar de construir.
" Enseñándoles a guardar cuanto os he amado".Es un mandato, es una misión, no es algo destinado a unos pocos a los que les sobra el tiempo y las ganas. Es un mandato para TODOS NOSOTROS.
¿Cómo lo vivimos?¿ Somos conscientes de la belleza de nuestra fe?¿ Nos formamos para conocerla y amarla?¿Nos avergüenza llamarnos católicos?
"No te avergÛences pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero, sino al contrario soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio ayudado por la fuerza de Dios", decía Pablo a Timoteo( 2Tim 1-8)
Él Sabía en QUIEN tenía puesta su fe( 2Tim 1, 12)
Pablo siempre nos tira de las orejas no? La palabra de Dios nos confronta.

Ante el escándalo, mi corazón está triste, avergonzado. Pero con la gracia de Dios se renuevan mis anhelos de seguir defendiendo mi Iglesia, no a los que la ensucian, pero sí a la gran mayoría de sacerdotes, religiosos y religiosas,consagrados, que entregan su vida por el mensaje de Jesús. Y seguir defendiendo la Institución Sacerdotal sin la cual no tenemos la vida divina.
Recuerdo a San Juan María Vianney que nos decía"¿de qué nos sirve una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta?
La puerta es Jesús y los Sacramentos son los que nos purifican y dan vida".

Las amo siempre más
Cristina

domingo, 8 de abril de 2012

Domingo de Pascua




HAN ENCONTRADO LA AUSENCIA
Y deja vacío el sepulcro.
Las mujeres y los apóstoles no Han encontrado nada. Nada más que una ausencia.
Un poco como el primer soldado babilonio que, conquistada la ciudad en 586, entró en el Sancta Sanctorum y se asombró de no encontrar nada. Sin caer en la cuenta, obviamente, que el Dios-presente es precisamente un Dios ausente respecto a la experiencia sensible.
Esa " nada" del seplulcro te pone frente a una alternariva. O han robado el cadaver o Cristo ha resucitado. O sea: la más mezquina y colosal impostura, o la salvación total.
El día de pascua, si crees, no puede dejarte en la indecisión. Pascua es la certeza.
O el sí de la fe o el sí de la incredulidad. No existe una postura intermedia, que avale nuestras coartadas: veremos. No existen ni quizás, ni pero, ni puede ser, ni quien sabe...Normalmente todo termina en el cementerio.
Aquí todo empieza en un cementerio, en una tumba vacía.
Es el riesgo de la fe. Parafraseando a Pascal se puede afirmar que, con el sepulcro vacío, se nos da suficiente para saber que nuestra fe no se funda en una alucinación, pero no se nos ha dado suficiente para que podamos sustituir nuestra fe con una demostración.
De todas maneras esa tumba tiene que quedar vacía, no metamos dentro por eso, los viejos cadáveres del odio, de los resentimientos , de la palabrería, de las estupideces, de las cuestiones fútiles, de las polémicas malas. Y mucho menos, las momias del egoísmo, de los formalismos, de la avidez, de las hipocrecías.
Deja atrás el cansancio, la desconfianza y la desesperación y ponte a correr por el camino de la esperanza y de la humanidad.
Llevate encima solo el peso del porvenir.
En Pascua, Cristo resucitado no nos restituye una reliquia del pasado(¡la tumba está vacía!), sino que se hace presente el futuro.
Cae en la cuenta que el desbarajuste de aquel día se debió a que ni las mujeres, ni los apóstoles han encontrado ya el pasado...
ALESSANDRO PRONZATO
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

miércoles, 14 de marzo de 2012

Grávida


Rosario por los no nacidos

Una artista estadounidense, de apellido Tidwell, sintió la inspiración de pintar esta conmovedora imagen de la Santísima Virgen María sufriendo a causa de los millones de niños que mueren anualmente por el aborto inducido. Normalmente una pintura de esta categoría tomaría meses de trabajo, pero, sin embargo, la terminó en dos horas.
Las estrellas alrededor de la cabeza representan una decena del Rosario y la estrella mayor es la estrella de Belén. El círculo color rosa en la esquina inferior izquierda representa el estado de tribulación en que se encuentra el mundo. Los rayos de su corazón Inmaculado representan su inmenso amor por todos sus hijos, los hombres, especialmente los más indefensos.
Su llanto incesante a causa de tantos males horrendos, ha entristecido su bella mirada.
El Angel de la Guarda del bebé que tiene en su mano, está también triste por la muerte del bebé, pero a la vez, se siente agradecido por el cuidado y el interés de la Santísima Virge María.
El bebé tiene las marcas de las cinco llagas de Nuestro Señor. Tanto el Ángel como el bebé están llorando y las manos del bebé están juntas en actitud orante.
La razón por la cual las manos y las uñas de la Virgen María están sucias, es porque para rescatar estas preciosas almas tuvo que escarbar los basureros, sitios similares a los escombros de cierto lugar de Wichita, Kansas, donde los bebés abortados estaban siendo quemados, junto con los animales muertos en la perrera municipal.


ORACION


Bendito seas Señor por este nuevo día.
Te alabo por el don de la vida. Al despertar de mi sueño,
te pido especialmente por aquellos que hoy, por desgracia,
serán privados de la vida por el aborto inducido.
Acógelos Señor,
en tu gran misericordia.
Que tu Sabiduría guíe a todas las mujeres embarazadas
que están considerando en este día
poner fin a la vida que llevan en su seno.
Dales la Gracia, el valor y la fortaleza necesarios,
para vivir diariamente según tu Santa Voluntad.
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor
Amén.


tomado del Programa Respeto a la vida de la Conferencia Católica de Estados Unidos.

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martes, 7 de febrero de 2012

LEYENDA SOBRE EL ROSARIO


Todos conocemos esta bella oración que es el Santo Rosario.

Una leyenda cuenta que un Hermano Lego (que no era sacerdote) de la Orden de los Dominicos, no sabía leer ni escribir, por lo que no podía leer los Salmos, como era la costumbre en los conventos de la época.

Entonces, cuando terminaba sus labores por la noche (él era el portero, el barrendero, el hortelano, etc...) se iba a la capilla del convento y se hincaba frente a la imagen de la Virgen María, y recitaba 150 avemarías (el número de los salmos), luego se retiraba a su celda a dormir.

Por la mañana, de madrugada, se levantaba antes que todos sus hermanos y se dirigía a la capilla para repetir su costumbre de saludar a la Virgen.

El Hermano Superior notaba que todos los días, cuando él llegaba a la capilla para celebrar las oraciones de la mañana con todos los monjes, había un exquisito olor a rosas recién cortadas

y le dió curiosidad, por lo que preguntó a todos quién se encargaba de adornar el altar de la Virgen tan bellamente, a lo que la respuesta fué que ninguno lo hacía, y los rosales del jardín no se notaban faltos de sus flores.

El Hermano lego enfermó de gravedad; los demás monjes
notaron que el altar de la Virgen no tenía las rosas acostumbradas, y dedujeron que era el Hermano quien ponía las rosas. ¿Pero cómo? Nadie le había visto nunca salir del convento, ni sabía que comprara las bellas rosas.
Una mañana les extrañó que se había levantado pero no lo hallaban por ninguna parte.
Al fin, se reunieron en la capilla, y cada monje que entraba quedaba asombrado, pues el hermano lego estaba arrodillado frente a la imágen de la Virgen, recitando extasiado sus avemarías, y a cada una que dirigía a la Señora, una rosa aparecía en los floreros. Así al terminar sus 150 saludos, cayó muerto a los pies de la Virgen.
Con el correr de los años, Santo Domingo de Guzmán, (se dice que por revelación de la Stma. Virgen) dividió las 150 avemarías en tres grupos de 50, y los asoció a la meditación de la Biblia: Los Misterior Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, a los cuales el Beato Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos.
CARGUEN SU ROSARIO TODOS LOS DIAS
Cuando cargas tu Rosario, es un dolor de cabeza para satanás.
Cuando usas tu Rosario, satanás colapsa

Cuando él te ve rezando el Rosario, se desvanece.

Vamos a Rezar el Rosario cada vez, de manera de mantenerlo desvanecido


Envía esto a tus amigos y companeros de oración y ve cómo trabaja el Espíritu Santo














miércoles, 4 de enero de 2012

Los secretos de la vida confiados a la mujer


"La Virgen María recibió al verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la vida al mundo."
Concilio Vaticano II
"Madre tú eres la revelación de lo que es toda mujer
en el designio de Dios: en tí pensaba el Padre
cuando creaba la mujer: a la mujer
Él confía sus últimos secretos:
por eso tú eres cada mujer que ama:
que sea finalmente mujer
como Dios la ha pensado y querido,
última criatura salido de sus manos
mientras Adán dormía..."
David María Turoldo