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martes, 19 de agosto de 2008

PEDALEA CON JESÚS

Al comienzo yo veía a Dios como mi observador, como mi juez que llevaba la cuenta de las cosas que yo hacia, para saber si por ellas merecía el cielo o el infierno.
Él estaba allá afuera como un personaje.
Más adelante, cuando conocí a Jesús, la vida se transformó en un paseo en bicicleta. Era una bicicleta para dos y Cristo iba en la parte de atrás, ayudándome a pedalear.

Yo no recuerdo cuando Él sugirió que cambiáramos de lugares. La vida no ha vuelto a ser la misma desde entonces. JESÚS HACE QUE LA VIDA SEA FASCINANTE.

Él me decia PEDALEÁ y yo me aferraba, y anciosa le preguntaba ¿a donde me llevas? Él sonreía y no contestaba y yo...empecé a confiar. Comencé a olvidar mis miedos de antes, y me lancé a la aventura de vivir a su lado, PEDALEANDO JUNTOS. Y si alguna vez decia "estoy asustada", Jesús se inclinaba y tomaba mi mano. Él me llevo a conocer gente que me hacia regalos de sanación, de aceptacion, de alegría y de paz para nuestro viaje.

Él decia: "Da esos regalos", y yo se los daba a la gente con que nos encontrábamos y descubría que dando, yo recibía, y que con Jesus a mi lado la carga se hacia ligera.

Al comienzo yo no confiaba en que Él manejara mi vida. Pensaba que YO PODÍA CON TODO.

Pensaba que si "yo" dejaba de manejar, chocaría. Pero después comprendí que Él sabe darle la inclinación perfecta a la bicicleta en las curvas que presenta el camino, saltar las grandes piedras, hasta volar para acortar los pasos peligrosos.

Estoy aprendiendo a callarme y a PEDALEAR en los lugare mas extraños. Estoy empezando a disfrutar del panorama y de la fresca brisa en la cara.
Y cuando siento que ya no puedo mas...Jesús solamente me mira, sonríe y me dice : ¡PEDALEA!